Si uno muere en la gracia de Dios o poniendo un ejemplo extremo, se arrepiente a último momento de sus pecados, esa persona es salva y su destino es el cielo, si no lo hace y muere en pecado mortal va al infierno. Por lo que el destino de un hombre que muere solo puede ser o ir al infierno o ir al cielo.
Pero aca hay un problema de sentido común, si una persona mato, violó, robó y se arrepiente a ultimo momento (realmente y de corazón) tiene el mismo destino que una persona que vivió su vida para ayudar a los demás sacrificando incluso su propia existencia. La respuesta es sí, ambos tienen como recompensa el cielo.
Pero entonces adonde quedó eso de felices los que buscan la justicia porque serán saciados, no era que Dios era infinitamente justo.
La respuesta es otra vez si, Dios no puede dejar de ser justo, a pesar de que nos ama infinitamente, no puede dejar de hacer cumplir la justicia, y tanto es así que no nos pudo perdonar así como así, porque bien podría haber dicho arrepiéntanse y los perdono, no, tuvo que encarnarse y morir en la cruz siendo inocente para que la justicia sea satisfecha y luego sí arrepiéntanse y los perdono. Pero ese perdón es solo para las ofensas con Dios. Y nosotros no solo ofendemos a Dios.
Vas por la calle y alguien deja el celular apoyado en el asiento al lado de él, ves que está distraído y te lo llevas (lo hurtas), pasan unos días y te das cuenta que hiciste algo malo y te arrepientes ante Dios, pero en ves de devolver el celular lo sigues usando o lo regalas. Por más que te arrepientas si no reparas la falta esa deuda con tu hermano te queda. ¿Y la justicia de Dios que tiene que decir a esto?
Así que hace casi dos mil años miraron con detenimiento el pasaje del evangelio de Mateo 18, 21-35:
22 Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.
Los dos deudores
23 Por lo cual el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos.24 Y comenzando a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos.
25 A éste, como no pudo pagar, ordenó su señor venderle, y a su mujer e hijos, y todo lo que tenía, para que se le pagase la deuda.
26 Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo.
27 El señor de aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda.
28 Pero saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos, que le debía cien denarios; y asiendo de él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que me debes.
29 Entonces su consiervo, postrándose a sus pies, le rogaba diciendo: Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo.
30 Mas él no quiso, sino fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase la deuda.
31 Viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y refirieron a su señor todo lo que había pasado.
32 Entonces, llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste.
33 ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti?
34 Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía.
35 Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas.
En esta parábola el rey es Dios y la deuda que tenía este hombre de diez mil talentos era inconmensurable, un talento equivalía a 26,1 Kg de plata por el contrario el compañero solo le debía 100 denarios que era una cantidad muy manejable para la época algo así como el sueldo de 100 días. Lo interesante de esto es el final, el rey (Dios) lo entrega al verdugo hasta que pagase todo lo que debía. Y fijense que no dice lo hecho al fuego eterno como cuando se refiere al infierno, ni dice que es para siempre. Hay un límite de tiempo en el cual tarde o temprano se terminará de pagar la deuda aunque no será de manera placentera pues hay un verdugo.
El otro detalle es que no habla de las ofensas a Dios sino de las ofensas a los hombres, el pago de la ofensa a Dios lo pagó Cristo en la Cruz pero el no pagó las ofensas que nos hagamos entre nosotros de eso nos tenemos que encargar nosotros mismo y una de las maneras esta descrita aquí, si perdonas a los que te ofenden Dios no exigirá esa tan temida devolución.
¿Y habrá otros lugares que hablen de esto mismo? Si, si revisamos tenemos:
Lucas 12,58-59
59 Te digo que no saldrás de allí, hasta que hayas pagado aun la última blanca.
Este es más interesante, quizás puede decirse que a Jesús le interesa dar consejos de convivencia, pero teniendo en cuenta el anterior pasaje y a que escribir un evangelio costaba mucho dinero por lo que no iban a poner cosas que no fueran importantes, en realidad nos está advirtiendo que mientras estemos en esta vida, pues comparecer al magistrado es ir al juicio después de muerto, tratar de arreglar con nuestro hermano lo que le hicimos de mal, no sea que el juez no cobre hasta la última blanca (centavo) al meternos en la cárcel. Nuevamente no es para siempre sino hasta que se pague la deuda.
Entonces a lo que llamamos purgatorio se lo asemeja en la biblia a una cárcel donde se pagan las deudas contraídas en esta vida hacia nuestros hermanos. Algunos videntes a los que se les ha concedido ver el purgatorio han relatado por ejemplo que aquellos que cometieron adulterio están como fusionados en una sola masa unos con otros hasta que paguen el daño causado a sus esposos/as. Una mujer llamada María Simma que se comunicaba frecuentemente con dichas almas, una vez vio en un alma de un sacerdote que tenía la mano negra como quemada, cuando le pregunto dijo eso era por haberse negado a dar bendiciones (hizo un mal al negarles la bendición que le traería una mejora a la persona que la pedía y por lo tanto contrajo una deuda con dicha persona que tiene que pagar).
El purgatorio es en sí un lugar de mucho sufrimiento, pero no es ni comparable al infierno, alguien dijo una vez la diferencia entre el infierno y el purgatorio es que en el purgatorio se oyen voces dándole gracias a Dios y en el infierno insultándolo. Claro, porque del purgatorio se sale y limpio, las gracias se las dan a Dios por ser salvados por Él y no caer en el infierno.
El sufrimiento en el purgatorio también es distinto al del infierno, el del infierno es eterno y nada cambia, en el purgatorio es de purificación, es decir a medida que pasa el tiempo las deudas se van pagando y el alma va quedando cada vez más limpia, una vez que queda limpia, pasa a compartir el destino de todas las almas salvadas, que es el cielo.
Entonces a la pregunta original tanto el asesino que se arrepiente a último momento como el santo que pasó su vida haciendo el bien van al cielo, solo que el santo lo disfrutará mucho antes que el asesino ya que antes de entrar debe arreglar su asuntito que dejo en la tierra y así la justicia de Dios quedará satisfecha.
Una última cosa como curiosidad, un periodista después de escuchar los relatos de las almas del purgatorio de María Simma, le pregunto si ellos (las almas del purgatorio) no preferirían volver a la vida para arreglar los asuntos pendientes sin sufrir tanto. María Simma le contesto que se los había preguntado en alguna ocasión y ellos respondieron que a pesar del sufrimiento preferían el purgatorio ya que sea lo que sea que sufrieran ya estaban salvados, volver a la vida significaba volver a ponerse en riesgo de ir al infierno cuando murieran de nuevo.
Y por supuesto, la próxima vez que hagan un "Paga Dios" recuerden que igual lo van a tener que pagar en esta o en la otra vida.
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